Tecnología

Si estamos en la Cuarta revolución industrial ¿Por qué a veces trabajamos como en la Edad de piedra?


         Sí, es fuerte decir que trabajamos en la edad de piedra, la frase es intencional pues, intentamos llamar la atención del sector,  con el propósito de despertar

Como diseñadores, proveedores y constructores somos genios.  Sí, lo somos, basta con mirar a nuestro alrededor y ver la capacidad de ingeniería y ejecución que lleva desarrollar ciudades, vías, puentes, túneles y megaproyectos.

Entonces ¿Por qué no hemos evolucionado en la forma de construir? ¿Qué hace falta para implementar la transformación digital en la construcción?

La principal razón por la cual evolucionamos lentamente en la construcción es por el hecho de ser ingenieros. Al aplicar la ingeniería a los proyectos, demostramos la capacidad que tenemos para resolver dificultades y superar retos, incluso con un alto componente de creación e innovación. Por esto, el pensamiento se encuentra en un estado de confort, en donde nos convencemos de que nuestros procesos han sido y son buenos.

Lo que no nos permitimos cuestionar es si estos pueden ser mejores. En otras industrias como la automotriz, en la que también lideran ingenieros, han logrado cuestionarse, superar esta barrera y evolucionar.

No pretendo con esto desincentivar el ingenio; al contrario, debemos mantener lo mejor de nuestro sector y a la vez cuestionar todo proceso que sea susceptible de mejoras en productividad y eficiencia. Es aquí donde tenemos que hacer un esfuerzo por abrir la mente, salir un momento de los números, la planeación y la gerencia de los proyectos y permitirnos como sector soñar y visualizar como queremos que sea nuestro negocio.

Los cálculos no darán, las estimaciones tampoco y el número de recursos serán escasos e ilimitados. Por eso, ante una posible solución, primero se debe empezar por mínimos productos viables (MPV), un concepto opuesto a la gerencia de proyectos, pero que muestra rápidamente el camino a seguir: bajo costo de implementación, identificación y corrección inmediata de errores, sin afectar la calidad y seguridad de nuestros usuarios.

 Es difícil pensar desde nuestro legado de gestión de proyectos, en un producto y no en un proyecto; en un inicio pero no en un fin, una estimación pero no un presupuesto y una experiencia de uso y no en un diseño. Sin embargo, a esto es lo que debemos empezar a acostumbrarnos si queremos que nuestros procesos pasen de ser buenos a extraordinarios.

 Una buena manera de identificar esos procesos susceptibles de mejora son aquellos que generan dolencias para las organizaciones. Piensen en el problema y sueñen como sería ese proceso si la dolencia fuera solucionada. ¿Mejora la productividad? ¿Mejora la eficiencia? Si la respuesta es un sí, ya tenemos dos puntos para unir y trabajar. Lo que sigue es referenciarnos, es decir, buscar problemas similares y ver cómo fueron solucionados. No siempre debemos ser inventores, también podemos innovar a través de soluciones ya existentes.

 Luego, para aplicar soluciones propias o existentes a los desafíos, debemos definir un M.P.V en donde su alcance implique una solución parcial a la situación, pero que demuestre que es el camino apropiado para continuar trabajando en la solución.

 Una recomendación para avanzar en esta metodología es trabajar colaborativamente. ¡Es fundamental! Como sector debemos unir esfuerzos entre todos los actores para traer la mejor solución. Aquí también debemos romper con la idea del beneficio particular por encima del general. Si nos encerramos como compañía a solucionar nuestros propios problemas, seguiremos miopes y en la edad de piedra..., muy alejados de la era de la digitalización.

No es extraño en otros sectores, por el ejemplo, Apple gran empresa tecnológica hoy confía en el desarrollo de sus productos a Microsoft., como el manejo y seguridad de la data de sus usuarios. Como competidores, seguirán esforzándose por ser los mejores en su negocio, pero como industria, seguirán siendo los líderes en transformación.

Finalmente, los invito a cuestionar sus procesos y a no desfallecer. Es probable que de 1.000 ideas solo una sea posible desarrollar y ejecutar, pero será la primera solución que impactará su empresa, la productividad y posiblemente la competitividad del sector. Finalmente, el retorno de esta implementación será superior a lo esperado.

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